Tegucigalpa. – En 2022, hubo una disminución del 22.4 por ciento en los casos de suicidio, sin embargo, el año con la mayor cantidad de fallecimientos reportados fue el 2021, con un total de 558, de los cuales la mayoría correspondió a jóvenes entre los 20 y 30 años de edad.
Ana López recuerda haber visto a su hermano angustiado y abrumado justo antes de quitarse la vida. El joven de veintiún años sentía que el mundo se le venía encima porque había perdido su trabajo y su novia.
La razón por la que Ana afirma que no le prestó mucha atención es porque pensó que pronto fallecería y que su estado de ánimo mejoraría.
Cuando Ana llegó a su departamento dos días después, lo descubrió ahorcado; el joven se había suicidado.
“A veces se puede hacer tanto para evitar que llegue a ese momento crítico en el que ven la muerte como una salida. Me culpo a veces porque pude ayudar y no lo hice”. A veces me culpo a mí misma porque podría haber ayudado y no lo hice.
En Honduras, entre ocho y nueve personas se suicidan cada semana, como en el caso del hermano de Ana.
Datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH) muestran que 433 personas se suicidaron en 2022.
La directora de la OV-UNAH, Migdonia Ayestas, dijo que cuando las personas deciden suicidarse, por lo general se asfixian con un objeto suspendido, pero también toman sustancias tóxicas o medicinales.
Según los expertos, es más frecuente que muchas de estas personas tengan trastornos mentales con pensamientos suicidas, y que es algo que le puede pasar a cualquiera.
“La depresión es un monstruo de mil cabezas que tiene muchas maneras de presentarse y no es un asunto de solo llorar o ponerse triste. Hay una depresión escondida que no se logra detectar y pasa desapercibida”, Según el psiquiatra Javier Uclés, hay una depresión encubierta que es invisible y pasa desapercibida.
Los hondureños están muriendo a causa de la delincuencia, el acoso sexual, la intimidación en el hogar y en la escuela, así como por problemas financieros y emocionales, señaló.
El suicidio es un problema; no es una solución. El problema afecta a toda la familia, dijo.
“El suicidio no es una solución, es una complicación. El problema arrastra a toda una familia”, dice Ayestas en apoyo a su posición. Se ubica como la cuarta causa de muerte en Honduras.