No tiene redes sociales ni llama nunca la atención, pero sin hacer gran ruido la actriz está a punto de hacer historia con apenas 35 años.
Por Infobae
Nadie sabe qué hace cuando no está trabajando, cómo es su verdadero color del pelo o cómo lo ha hecho para triunfar en Hollywood siendo una de las actrices más atípicas de la industria. La figura de Emma Stone -hasta su nombre no es del todo el auténtico, sino Emily Jean- despierta tanto interés y atracción como misterio, pues después de más de 15 años viéndola en la gran pantalla, aún no sabemos del todo quién es. Quizá su mayor secreto sea también la clave su éxito, el ser capaz de disociar por completo la actriz de la persona.
En una industria cada vez más volcada hacia la imagen pública, concentrada en las redes sociales y en generar contenido y feeback a través de estas, Emma Stone es una de las pocas grandes estrellas que no participan de ello. No tiene redes sociales, no suele atender a los medios -salvo para promocionar sus películas- y no ha protagonizado nunca ningún escándalo ni suceso de ningún tipo. Solo cuando estuvo saliendo con el también actor Andrew Garfield se convirtió en el foco de los paparazzi, pero incluso durante aquel tiempo la joven actriz sabía gestionar su fama, con paciencia y a veces incluso ingenio, como cuando aprovechaban la atención para promocionar organizaciones sin ánimo de lucro.
Desde entonces, la actriz ha llevado con total discreción su noviazgo y posterior matrimonio con el humorista y guionista de Saturday Night Live Dave McCary. Lo mismo con su hija, de la que hasta hace nada no se sabía ni el nombre -Jean Louise en homenaje a su abuela- ni cómo era, para darnos una idea de lo mucho que cuida la actriz su vida personal. El embarazo también sirvió para que se tomase un tiempo de descanso de su trabajo, y que a causa de la pandemia y el estreno de Cruella apenas se hizo perceptible. Siempre pasando silenciosa, sin llamar la atención, pero Stone acababa de coger el impulso necesario para volver con más fuerzas a demostrar por qué es una de las mejores actrices de su generación.
Emma Stone nació siendo Emily, una joven inquieta con frecuentes ataques de pánico que la llevaron a acudir a la interpretación en pequeñas obras de teatro como terapia. Más tarde pudo ser Riley, cuando llegó a Los Ángeles tras convencer a sus padres de que iba a ser una estrella de Hollywood con un curioso PowePoint con Madonna de fondo. Pero finalmente se convirtió en Emma cuando se registró Screen Actors Guild y debutó en la pequeña pantalla en series como Medium o Malcolm in the middle. Pero el papel que le cambió la vida, y el pelo, fue el de Jules en Supersalidos, su debut en el cine. Tuvo que cambiar el color de su cabello para no ser confundida con la otra actriz del filme, y el pelirrojo terminó convirtiéndose en la seña de identidad de una actriz que iba a hacer historia en Hollywood.
El cabello rojo y el nombre de Emma Stone comenzaron a estar en todos lados a partir de 2010, cuando protagonizó Rumores y mentiras. Aquella era una divertida y ácida comedia adolescente que homenajeaba las películas de los 80 al estilo John Hughes al tiempo que introducía de manera liviana las mentiras de los colegios y las redes sociales utilizando La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne como punto de partida. El encanto y carisma natural de Stone, así como su capacidad para el espectáculo cantado y bailado, situaron desde ese momento a la actriz como una de las más prometedoras.