Tegucigalpa – Durante la homilía del domingo, el diácono Hugo Mejía hizo hincapié en que hay personas que intentan involucrar a la Iglesia en cuestiones dudosas, complicadas y con intenciones maliciosas.
Al leer la homilía del arzobispo de Tegucigalpa, monseñor José Vicente Nácher, el diácono planteó preguntas cruciales sobre la rapidez con la que las críticas y los rumores encuentran terreno fértil en la sociedad.
Se cuestionó por qué estamos dispuestos a aceptar de manera veloz las acusaciones dirigidas hacia nosotros mismos y nuestra venerada institución, la Iglesia.
Expresó su preocupación por la inclinación de muchos a dar crédito a mensajes cortos pero penetrantes, que, a pesar de su apariencia de lógica, apuntan directamente a las emociones más primitivas de subsistencia.
Remarcó que a lo largo de la historia de la Iglesia no han faltado los ataques, sin embargo, sostuvo que las herejías y desafíos solo han servido para profundizar aún más la reflexión abierta y fortalecer la fe que ha sido legada.
El diácono se refirió a la célebre cita bíblica «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», y desestimó la interpretación superficial de repartir posesiones de manera equitativa.
Argumentó que, en realidad, la imagen del César alcanza solamente hasta los confines a los que llega su moneda, mientras que lo que pertenece a Dios se extiende a cada rincón del tiempo y del espacio donde habite un ser humano.
Hizo hincapié en que cada individuo es considerado imagen del Padre, templo del Espíritu y seguidor del Hijo, lo que demuestra la trascendencia del mensaje divino.
Para concluir, el diácono reforzó la importancia de priorizar la búsqueda del Reino de Dios y su justicia, un llamado a mantenerse arraigados en los principios fundamentales de la fe y a no ceder ante la inestabilidad de las críticas superficiales y efímeras.