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Noboa supera el 80% de popularidad en Ecuador tras sus primeros 100 días en el Gobierno

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El presidente, que ha militarizado las calles y ha alcanzado pactos políticos con la oposición, tiene el índice más alto de aceptación desde el retorno de la democracia al país.

Por El País

El Gobierno de Daniel Noboa ha cumplido en la última semana 100 días en el poder, sin festejos, ni discursos largos. El joven presidente ecuatoriano, de 36 años, es más bien de pocas palabras y frases cortas. Ha pasado el umbral de los tres meses con una alta popularidad, el 82% de los ciudadanos aprueba positivamente su gestión, según la encuesta de Cedatos, aunque la principal preocupación de la gente sigue siendo la inseguridad, seguida por el desempleo y la corrupción.

El novel mandatario asumió el Gobierno el 23 de noviembre tras un proceso de elecciones anticipadas cuando Guillermo Lasso decretó la muerte cruzada. Recibió un país con una crisis de inseguridad que bordeaba los 40 homicidios por cada 100 mil habitantes, un déficit económico de 5.000 millones de dólares, un tejido social roto y un país sin mayores expectativas. Pero su popularidad se ha sostenido sobre todo por las medidas de mano dura para combatir el crimen organizado. El antes y el después del Gobierno de Noboa se marcó el 9 de enero, cuando atravesó uno de los momentos más críticos en una escalada de violencia que parecía no tener freno. Las cárceles estaban tomadas por los presos, los delincuentes sembraron el terror en las calles con atentados con bombas y un grupo de criminales secuestró un canal de televisión que transmitía un noticiero en vivo. Fue entonces cuando Noboa decretó un conflicto armado interno, algo inédito en el país, señaló a 22 organizaciones como terroristas y le entregó a los militares el control total de la seguridad en las calles y las cárceles, que ha recibido cuestionamientos por violaciones a los derechos humanos.

La medida le ha ayudado al presidente a no tener ninguna oposición que cuestione su modelo de seguridad parecido al de Bukele, y además, con el respaldo de Estados Unidos. Noboa ha conseguido contener la violencia en las calles, con una reducción drástica de los crímenes a la mitad. El pacto con los partidos políticos de Revolución Ciudadana, del expresidente Rafael Correa, y Social Cristiano, de Jaime Nebot, le ha otorgado victorias como la aprobación de cuatro leyes y la imagen de gobernabilidad en un país donde las instituciones del Estado viven constantemente en pugnas.

Los 100 primeros días del Gobierno de Noboa han mejorado incluso el humor social. “Hay un ambiente optimista”, reconoce Mónica Heller, presidenta de la Cámara de Comercio de Quito. “Porque por encima de lo económico se ha priorizado la seguridad, y eso ha generado un mensaje positivo, que mejora el ambiente de negocios”, añade. Y lo respalda con cifras: “A enero, por lo menos el 25% de nuestros socios reportaron que sus negocios estaban siendo extorsionados, a febrero había disminuido al 15%”.

Pero aún con la alta popularidad que goza el mandatario, no todas sus medidas son bien recibidas. Para financiar la guerra interna y tapar el déficit fiscal, Noboa planteó una reforma tributaria para incrementar el impuesto al valor agregado, IVA, que desde abril subirá tres puntos; es decir, al 15%. Pero ocho de 10 encuestados opina que le afectará el incremento, según un sondeo de Perfiles de Opinión. Esto refleja “una fragilidad en las cifras, la gente está tan necesitada que se aferra a las soluciones rápidas”, dice Pedro Donoso, analista político, pero eso “no hace ganador a Noboa en todos los ámbitos, sino que obliga al mandatario a trabajar para tener una valoración sostenible en el tiempo y eso se logra con la gestión”. Falta ver al presidente resolver los problemas de fondo, como educación, salud, empleo, infraestructura y viabilidad. Y ahí es cuando el proyecto político a largo plazo no está claro, ni se conoce cómo se va a ejecutar.

Pero el mandatario suma logros, como haber conseguido que la Corte Constitucional le apruebe un cuestionario de 11 preguntas para el referendo y consulta popular que fue una promesa de campaña. Por cuarta vez en tres años, los ecuatorianos irán a las urnas el 21 de abril para decidir temas como que las Fuerzas Armadas puedan estar permanentemente en los corredores de ingreso de los centros penitenciarios para el control de armas, incrementar las penas en ciertos delitos, que el armamento incautado en operativos pueda ser usado por la Policía y Fuerzas Armadas; también la extradición de ecuatorianos y el trabajo por horas, un tema sensible que ha sido una línea roja en todos los Gobiernos. “Si gana la consulta popular, el presidente tiene que administrar el éxito, que es lo más difícil. Porque la gente va a querer soluciones inmediatas”, dice Donoso.

Con la aceptación de la que goza Noboa, parece asegurarse una nueva victoria, donde además se medirá con sus opositores políticos con miras a las elecciones presidenciales de 2025, en las que será nuevamente candidato, y donde la luna de miel de gobernabilidad con los otros partidos podría romperse, porque desde abril se convertirán en sus contrincantes de campaña.

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