Tegucigalpa. – Durante la homilía celebrada este domingo, 30 de enero de 2022, en la catedral de Tegucigalpa, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, apuntó que el amor de Dios “es para todos” y no se reduce a una cultura determinada.
“Él nos incluye a todos en su amor. Dice el texto, no podemos pretender seguir fielmente a Jesús sin provocar la crítica, la extrañeza e incluso el rechazo de quienes no están conformes con la vida cristiana”, comentó.
“A Jesús lo expulsan a las afueras del pueblo con la intención de despeñarlo, de lanzarlo por un barranco, pero Jesús frustra esas expectativas, quieren matarle, quieren lincharlo”, añadió.
Además, explicó que esa violencia con que trataron a Jesús es la misma que se sigue viendo en estos tiempos, ya que las personas se rehúsan a abrir su corazón a Dios.
“Está pasando tristemente en nuestra querida Honduras. ¿Qué bien nos hace en la historia de Honduras cuándo se está comenzando una etapa llena de esperanza? Un nuevo Gobierno, que tiene que comenzar con esos criterios, con los criterios del amor, la comprensión y la unidad”, agregó.
El purpurado le pidió a las nuevas autoridades del país buscar la dirección de Dios y no echarlo fuera.
Asimismo, Rodríguez pidió al gobierno de la presidenta Xiomara Castro “buscar el bien común”. “Hay muchos que quieren echar con violencia a otros. Tenemos que desterrar la violencia de nuestra cultura. No es lícito matar a nadie y tristemente se comienza una nueva etapa con masacres”, lamentó.
“En los hogares hay que enseñar los mandamientos de la ley de Dios, especialmente el quinto mandamiento que dice ‘no matarás’. ¿Qué tenemos que hacer para que Honduras cambie y no haya muertes cada día?”, preguntó.
De igual manera, consideró que, aunque haya esperanza por el nuevo gobierno, con la ola de violencia, no se puede construir una nueva Honduras.
“No se puede comenzar un vino nuevo en odres viejos. Con la misma mentalidad, con los mismos criterios estrechos, sin abrirle el corazón a Cristo, no podemos comenzar una nueva etapa de esperanza”, reflexionó el también arzobispo de la arquidiócesis de Tegucigalpa.
Por último, comentó que actualmente muchas personas quieren sacar a Dios de sus planes, pero aseguró que, sin Él, sólo habrá consecuencias por sus malas decisiones.