Tegucigalpa – La exprimera dama de Honduras, Rosa Elena Bonilla de Lobo, salió de prisión el miércoles y cumplirá arresto domiciliario en su casa.
Su esposo, el expresidente hondureño, Porfirio «Pepe» Lobo Sosa, aseveró que por problema de salud es que su esposa tendrá casa por cárcel, tras la resolución de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
La exprimera dama de Honduras, condenada a 14 años de prisión por corrupción, salió de la Penitenciaria Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) el miércoles en horas de la noche y fue trasladada a su domicilio.
La residencia de Lobo y Rosa Elena Bonilla está localizada en la aldea El Chimbo, del municipio de Santa Lucía, en el departamento de Francisco Morazán.
«La tendremos en casa, ella ocupa -necesita- cuidados que solo allá se le pueden dar», argumentó el exmandatario (2010-2014).
Bonilla fue condenada el 17 de marzo de 2022 en la repetición del juicio por fraude y apropiación indebida continuada de recursos a título de coautora, en el caso denominado «Caja chica de la dama», según la resolución del Tribunal de Sentencia.
El exmandatario ha venido sosteniendo que el proceso judicial contra su esposa tuvo irregularidades «y debe estudiarse».
«Yo insisto que no es la autoridad judicial la mala, sino las influencias», señaló Lobo, quien espera que la nueva Corte Suprema de Justicia, para el período 2023-2030 «sea blindada de amenazas y presiones para no tomar decisiones fuera de ley».
Rosa Elena Bonilla fue detenida el 28 de febrero de 2018 luego de una investigación del Ministerio Público coordinada con la otrora Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), que dependía de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Su exsecretario privado Saúl Escobar también fue declarado culpable por un delito de fraude a título de coautor en perjuicio de la administración pública y recibió una condena de más de siete años.
Según la investigación del Ministerio Público, los encausados iniciaron entre 2010 y 2014 un proyecto denominado «Calzando y uniformando a la niñez hondureña», haciendo falsas contrataciones con el objetivo de desviar los fondos.
La exprimera dama se apropió de 12 millones de lempiras, trasladados a una cuenta personal y provenientes de una cuenta oficial, según la Fiscalía.