Por: Vittorio Basté Bonafont
Los aires expansionistas y hegemónicos rusos datan por lo menos del siglo XVI, es decir desde la época de Iván “El terrible”.
Vladímir Putin, es una versión moderna de ese personaje, el actual líder ruso quiere revivir la otrora etapa soviética, puesto que parece que desde fines de 1991 tiene una especie de venganza contra occidente en especial contra las democracias libres, puesto que diciembre de aquel año se disolvió la Unión Soviética, pero como el espía y tipo sin escrúpulos que es Putin, parece que está logrando su cometido, volver a tener un imperio para él , para lo cual está activo en su misión desde el 2000 cuando asumió el poder dejado por Boris Yeltsin.
Está comprobado que el sistema socialista liderado por Lenin y Stalin han sido un rotundo fracaso; Putin lo sabe de hecho él no está alineado per ser con ese sistema, más bien es un tipo que quiere ser el dueño de la geopolítica mundial, por eso está queriendo imponer su estilo imperialista.
Rusia en 1991, se había quedado sola, las catorce repúblicas (Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán), anexadas por Lenin el mentor de la Unión Soviética. Todas estas nacientes republicas en comienzos de los 90s abjurando del socialismo y fueron independientes.
Posteriormente Vladímir Putin consolida su hegemonía cambiando leyes, persiguiendo y eliminando opositores y miembros de la prensa. En la práctica se convirtió en un omnipotente Zar. Lo logra en las dos primeras décadas del siglo XXI. Con el apoyo y hasta complicidad de líderes mundiales de todas las tendencias, como Trump y Bashar el-Asad, el líder norcoreano, los líderes extremistas musulmanes y por su puesto los chicos del socialismo del siglo XXI en Latinoamérica.
Ucrania es en la práctica una obsesión que está por cumplir desde 2014 (se apoderó de la región de Crimea) y en su egocentrismo pudiera llegar a Polonia, Moldavia y Rumania. Esto sucede a mi juicio básicamente porque Los Estados Unidos y La Unión Europea dejaron sola a Ucrania (al no añadirla desde ese tiempo a la OTAN y a la UE), ahora creo que está queriendo reverdecer el otrora espacio soviético y muy a mi pesar lo está logrando.
A más de su tenaz obsesión por Ucrania, Vladímir Putin está actuando en varios frentes, una evidencia es el caso de Abjasia y Osetia del Sur, dos territorios que con el apoyo ruso se escindieron de Georgia cuando el gobierno del presidente Mijaíl Saakashvili había pedido el ingreso Georgia a la OTAN. Tropas dizque pacifistas rusas controlan las dos “repúblicas autónomas”, que sólo han sido reconocidas por cuatro países en el mundo: Rusia, Venezuela, Nicaragua y Nauru.
En resumidas cuentas, el líder ruso por sí mismo es un imperialista y tenaz dictador que conduce un Estado en expansión, que tiene entre ceja y ceja recuperar lo que él llama que es Rusia, es decir todos los territorios postsoviéticos. Este líder negativo seguramente hará en Ucrania lo que tiene en Bielorrusia un estado satélite, en otras palabras un territorio donde el ponga un títere y maneje las cosas a su antojo como es el caso de Alexander Lukashenko en Bielorrusia. Y así dominar toda Europa oriental. Esto lo viene poniendo en práctica desde 2014. La cosa es seria amigos, sus soldados están en repúblicas independentistas de algunos estados de Europa oriental, África y hasta en América Latina.
Ojalá las acciones de los países occidentales y organismos internacionales nos alcance para evitar el avance de un ser tan ególatra y negativo como Putin.
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