New York – Tras 13 años de dictadura tutelada por la comunidad internacional que llevó al país a multiplicar su deuda pública por seis, alcanzar la tasa del 74 por ciento de pobreza y con cuatro de cada 10 hondureños viviendo en situación de pobreza extrema, la presidenta de esa nación centroamericana denunció este martes las “draconianas” medidas de disciplina fiscal que se impone a los Estados más pobres.
“Es evidente que hoy, para que nuestro país sobreviva, debemos rechazar esa presunta austeridad que premia a los que concentran la riqueza en pocas manos, y aumentan la desigualdad de forma exponencial”, afirmó la primera presidenta hondureña de la historia en el debate de alto nivel de la Asamblea General.
Castro señaló que las políticas públicas avaladas por “el modelo rentista”, por parte de la comunidad financiera internacional arrastró al país “a un mundo cargado de violencia y pobreza con proyectos fallidos, abandonados, corrupción, saqueo y narcotráfico”.
“Las naciones pobres del mundo ya no soportamos golpes de Estado, el uso de lawfare (persecución o instrumentalización judicial), ni Revoluciones de Colores, usualmente organizadas para espoliar nuestros vastos recursos naturales”, resaltó.
Castro explicó que su proyecto al frente del país “se está construyendo bajo una visión de refundación humanista, impregnada de dignidad y soberanía”, y que emprenderá “lo que legalmente sea importante” para recuperar el medio ambiente, y lograr el bien común para toda la población.
“Por ello, nos resulta inaceptable este orden mundial arbitrario, en el que existen países de tercera y de cuarta categoría, mientras los que se creen civilizados no se cansan de hacer invasiones, guerras, especulaciones financieras y crucificarnos con su inflación una y otra vez”, especificó.
Desde el podio de la Asamblea, Castro exigió respeto para su país, una nación que quiere vivir en paz, y también pidió que nadie siga tratando de desestabilizarles, dictarles sus medidas o escoger con quien relacionarse.
“Nunca más, cargaremos con el estereotipo de República Bananera, terminaremos con los monopolios y los oligopolios que solo empobrecen nuestra economía”, afirmó.
Destacó que su ejecutivo retomará un “estado de justicia y de derecho” y que el pueblo hondureño no olvidará que durante la dictadura se cometieron centenares de asesinatos de jóvenes, el de la compañera Berta Cáceres ni tampoco omitirá la desaparición forzada de hondureños y hondureñas por su forma de pensar.
En clave económica afirmó haber planteado la renegociación de los tratados de libre comercio y tomar la “decisión soberana” de invertir en el desarrollo del país sustituyendo importaciones, “pero compitiendo en los mercados internacionales sin subsidiar los excesos de las naciones desarrolladas”.
Calificó a las caravanas de migrantes que huyeron de Honduras durante más de 10 años como una “dura pérdida para nuestro país y sus familias” y que las cifras de este éxodo “provocado por la injusticia neoliberal” crean más desempleo y le liga a una “indeseable dependencia”.
“En nuestro país paradójicamente los emigrantes generan más ingreso de divisas que muchas de las exportaciones tradicionales, nuestra solidaridad y acompañamiento con los tepesianos (beneficio migratorio otorgado por el gobierno de Estados Unidos para aquellos inmigrantes que no pueden retornar a sus países de forma segura)”, señaló.
Por último, confirmó el establecimiento de una comisión internacional de combate a la corrupción y la impunidad con el apoyo del Secretario de las Naciones Unidas.