El primer ministro Benjamin Netanyahu está ignorando los llamamientos de la comunidad internacional, incluido Estados Unidos, para evitar el desastre humanitario que supondría una incursión militar en la zona sur de Gaza.
Por El País
Israel anunció el viernes un importante paso en la guerra de Gaza. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha decidido trasladar sus tropas a Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, para completar la ocupación del enclave palestino. La operación militar incluiría la evacuación de más de un millón de personas —más de la mitad de la población total de Gaza (unos 2,3 millones)—, la gran mayoría de las cuales fueron desplazadas forzosamente del norte de Gaza por las fuerzas israelíes y hacinadas en la zona fronteriza con Egipto.
«Es imposible lograr el objetivo de la guerra de eliminar a Hamas dejando cuatro batallones de Hamas en Rafah», dijo la oficina de Netanyahu en un comunicado el viernes. «Por el contrario, está claro que la intensa actividad en Rafah requiere que los civiles evacuen las zonas de combate», añade el texto. El primer ministro ha ordenado a los militares y a los funcionarios de seguridad que presenten un «plan combinado» que incluya tanto la evacuación masiva de civiles como la destrucción de las fuerzas de Hamas en la zona. Se trata de una tarea muy compleja sobre la que la declaración no proporciona ningún detalle.
Durante días, todas las miradas han estado puestas en Rafah, que podría convertirse en un nuevo campo de batalla en la guerra de Israel contra Gaza. Desafiando los llamamientos de la comunidad internacional, tanto a nivel diplomático como humanitario, las tropas israelíes han continuado sus ataques aéreos y de artillería contra la zona densamente poblada, a la que se ha empujado a los civiles durante los últimos cuatro meses de guerra. Al menos ocho personas, varias de la misma familia, murieron a causa de una bomba israelí el viernes, según las autoridades sanitarias locales. Mientras tanto, los militares permanecen en la vecina Khan Yunis, unos kilómetros más al norte y punto focal del conflicto en las últimas semanas.
El anuncio de Netanyahu se produce poco después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijera el jueves por la noche que la conducta de Israel en la guerra ha sido «exagerada». El principal aliado internacional de Israel teme que la actual crisis humanitaria empeore y que el número de víctimas civiles se dispare si las tropas invaden Rafah. El mismo temor han expresado las Naciones Unidas y diferentes organizaciones no gubernamentales que trabajan sobre el terreno.
Estados Unidos también está tratando de poner a Netanyahu en el camino hacia un acuerdo de alto el fuego con Hamas. El secretario de Estado, Antony Blinken, quien recientemente viajó a la región por quinta vez desde el 7 de octubre, partió el jueves sin un acuerdo. Mientras tanto, Egipto y Qatar están tratando de mantener vivas las negociaciones manteniendo contacto directo con Hamas en El Cairo. Algunos analistas israelíes consideran, en cualquier caso, que Netanyahu está tratando de cubrirse las espaldas. Por un lado, rechazó de plano la propuesta de Hamas de tregua e intercambio de rehenes por prisioneros palestinos y mantiene a flote su gobierno gracias a ministros que actúan como su oposición interna, enfrentándose abiertamente a la administración Biden. Por otro lado, está tratando de mantener a los moderados de su administración de su lado.
Detrás de la decisión de Netanyahu de convertir a Rafah en otro Khan Younis, se encuentra la cuestión de la liberación de los 136 rehenes que siguen en Gaza, cuyo regreso a casa es uno de los pilares sobre los que giran las negociaciones de alto el fuego.