Tegucigalpa – El incremento de la criminalidad en Honduras ha alcanzado un nivel alarmante, afectando no solo a la ciudadanía indefensa, sino también a las fuerzas de seguridad del Estado que están encargadas de combatir el crimen.
La labor de ser policía en Honduras se define como una profesión de vocación y servicio, pero también como una tarea de alto riesgo debido a la inseguridad y la criminalidad que enluta al país.
Los agentes policiales y, en ciertos casos, miembros de las Fuerzas Armadas, se han convertido en víctimas recurrentes de los criminales, que ya no temen atacar frontalmente a los cuerpos de seguridad y enfrentarse a ellos directamente.
La situación actual contrasta con el pasado, cuando los grupos criminales evitaban confrontaciones directas con las fuerzas del orden debido al temor a las represalias.
Sin embargo, en la actualidad, los delincuentes parecen no tener límites y no dudan en atacar a los agentes, poniendo en riesgo sus vidas y generando una escalada de violencia.
El portavoz de la Policía Nacional de Honduras, Miguel Martínez Madrid, lamentó que en lo que va del año hayan perdido la vida 18 efectivos de la policía.
Estos valientes oficiales, que dedicaron su vida al servicio y protección de la comunidad, han pagado el precio más alto: su propia vida.
La lucha contra la criminalidad se ha convertido en una batalla peligrosa y costosa para Honduras, ya que ha perdido a valiosos funcionarios que sacrificaron todo por el bienestar y la seguridad del país.
Es urgente que las autoridades tomen medidas más efectivas para combatir el crimen y proteger a los agentes del orden, brindándoles el apoyo y recursos necesarios para enfrentar a los delincuentes.
La sociedad hondureña debe unirse en la búsqueda de soluciones para recuperar la paz y la seguridad que tanto se anhela en el país.
Es fundamental que el Estado redoble sus esfuerzos para enfrentar esta creciente ola de criminalidad y garantizar un futuro más seguro para todos los ciudadanos y los propios agentes que arriesgan sus vidas en la lucha contra el crimen.
Alarmante cantidad de policías muertos
Según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), entre 2011 y 2012, Honduras tuvo un promedio de 5.25 policías muertos violentamente por mes.
En el año 2012, el CONADEH reportó la trágica muerte de 65 miembros de la policía, víctimas de armas de fuego y otras armas contundentes. Un año antes, en 2011, el número de agentes muertos en el cumplimiento del deber se cifró en 61. Estas cifras alarmantes reflejan la dura realidad a la que se enfrentan los agentes policiales en su lucha contra el crimen.
El 79% de los policías fallecidos durante esos dos años provienen de cinco departamentos específicos: Francisco Morazán, Cortés, Atlántida, Comayagua y Yoro. Por otro lado, los departamentos de Ocotepeque y Lempira no registraron muertes violentas de policías en ese período.
Aunque los años 2011 y 2012 fueron devastadores para las filas de la Policía Nacional, en 2014 se alcanzó una cifra aún más alta, con 72 policías fallecidos, marcando uno de los registros más trágicos en la historia del país.
La situación de inseguridad y violencia también afectó a los años posteriores, con cifras que oscilaron alrededor de los 50 policías muertos en años como 2013 y 2015. Cada pérdida representa un duro golpe para la institución policial y las familias de las víctimas, quienes enfrentan la angustia y el dolor de perder a un ser querido en el cumplimiento de su deber.
Es evidente que Honduras debe enfrentar desafíos significativos para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y proteger a los agentes que arriesgan sus vidas para mantener el orden y combatir la delincuencia. Es un llamado urgente para las autoridades a fortalecer la infraestructura y los recursos de las fuerzas de seguridad, y a buscar estrategias efectivas para combatir la violencia y la criminalidad en el país. Solo así se podrá honrar el sacrificio y la valentía de aquellos que dan todo por proteger a la sociedad.
