Tegucigalpa. – Honduras dio el último adiós este viernes a una de las mujeres más nobles que ha tenido el país, Sor María Rosa Leggol, quien falleció a los 93 años este día, tras varios días de luchar por su vida.
El pasado 10 de julio, la noble mujer que dedicó su vida a servir y amar a los demás, recibió el diagnóstico positivo de Covid-19, virus que mantiene de rodillas al mundo, pero que venció semanas después. Pese a ello, su salud recayó en los últimos días, hasta llevarla a la muerte.
Desde tempranas horas cuando se dio la noticia, las muestras de pesar han sido innumerables a través de las redes sociales, así, como las decenas de personas que se hicieron presentes la capilla de Nuestra Señora de La Asunción en la capital, donde se realizó una misa de cuerpo presente.
Ahí, fueron muchos los testimonios de sus hijos, aquellos que, a lo largo de más de 70 años, fueron acogidos por su noble fundación, Sociedad Amigo de los Niños, fundada en 1964 y por donde han pasado miles de desamparados.
En horas de la tarde, fue traslada de ese lugar en una enorme caravana de vehículos, hasta la Basílica Menor de Suyapa, donde el cardenal Óscar Andrés Rodríguez ofició la misa de cuerpo presente.
Ahí y luego de las palabras también de personas que tuvieron cerca de la franciscana, el cardenal Rodríguez, anunció que comenzarán el camino de beatificación de la hondureña, pero que se necesitarán los testimonios de los miles de beneficiados a lo largo de su vida.
Posteriormente, fue trasladado su cuerpo a los jardines de Paz Suyapa, convertida en su última morada.
Sor María nació en Puerto Cortés, Honduras el 21 de noviembre de 1926, y es reconocida ya que desde muy pequeña recibió su vocación de ayudar al necesitado y decide hacerlo con su fe puesta en Dios, recibiendo sus votos religiosos como hermana franciscana el 13 de junio de 1949 como Miembro de la Congregación de las Hermanas Escolares Franciscanas de la Provincia Latinoamericana (SSSF), con sede en Milwaukee, Estados Unidos de América.
Dado a que desde muy temprana edad quedó huérfana, Sor María Rosa tomó la motivación para formar hogares con mejores condiciones de vida para los niños y niñas en circunstancias difíciles, abandono, orfandad, abuso, vulnerabilidad, entre todos, ofreciéndoles sobre todo un lugar en donde recibieran mucho amor.
Como líder de la Sociedad Amigos de los Niños, la religiosa veló por los niños en orfandad y abandonados dándoles un hogar de refugio.
Por más de 70 años su vida y labor fue un ejemplo de consagración en favor de los más necesitados sirviendo a la niñez, la juventud, la familia y comunidades. Sor María Rosa, a quien muchos llaman la Madre Teresa de Centro América, es un ícono en Honduras y es conocida por su loable labor, tanto nacional como internacionalmente, habiendo impulsado un gran número de proyectos asistenciales de gran impacto, que hoy por hoy continúan sirviendo como líder de la Sociedad Amigos de los niños,
“Mientras tenga vida y una gota de sangre en el cuerpo sigo adelante, porque mi vida es para la humanidad hasta que el Señor me diga: hasta aquí María”, Sor María Rosa.