Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurashi fue abatido en el noroeste de Siria durante un combate con Hayat Tahrir al Sham, otro movimiento yihadista aliado de Al Qaeda.
Por Infobae
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) anunció el jueves la muerte de su jefe, Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurashi, en un enfrentamiento en el noroeste de Siria con otra organización yihadista.
Al-Qurashi “murió tras un enfrentamiento directo” con la formación Hayat Tahrir al-Sham (HTS, ex brazo local de la red Al Qaeda), que intentaba capturarlo en una localidad de la provincia siria de Idlib, indicó el portavoz del EI en la red social Telegram. No se precisó el lugar exacto ni la fecha del hecho.
“Expresamos el pésame de (…) los soldados del Estado Islámico por la muerte del califa de los creyentes, Abu al-Hussein al Husseini al-Qurashi”, dijo en el audio el portavoz del EI, Abu Huzaifa al Ansari.
Abu al-Hussein al Husseini al-Qurashi había sido nombrado como jefe del grupo terrorista hace ocho meses, en noviembre de 2022, después que el anterior líder yihadista también fuera abatido en un enfrentamiento con “los enemigos de Alá”.
El portavoz anunció que el nuevo líder del grupo -su quinto- era Abi Hafsan al-Hashimi al-Qurashi. Se desconoce su nombre real y su función en el EI hasta el momento.
Tras la muerte del fundador del Estado Islámico Abu Bakr al Bagdadi, abatido en 2019 en una operación estadounidense, al menos cuatro líderes se sucedieron al frente de la organización terrorista. Pero de la mayoría de ellos no se conoció su rostro ni se escuchó su voz.
Desde la muerte de Al Bagdadi, los líderes de Estado Islámico han sido apodados Al Qurashi, en referencia a la tribu de Quraish (o Coraichitas, en español), a la que perteneció el profeta Mahoma, y que los últimos líderes han empleado para darse legitimidad.
Tras un meteórico ascenso en Irak y Siria en 2014, en el que conquistó vastas extensiones de territorio, el EI vio cómo su autoproclamado “califato” se derrumbaba bajo una oleada de ofensivas. El gobierno plagado de terror del grupo extremista musulmán suní estuvo marcado por decapitaciones y tiroteos masivos.
Fue derrotado en Irak en 2017 y en Siria dos años después. Actualmente, el grupo se encuentra debilitado y despojado de los amplios territorios que había llegado a conquistar. No obstante, células durmientes siguen perpetrando atentados en ambos países.
En otro golpe reciente a la organización, las fuerzas estadounidenses anunciaron el mes pasado que abatieron a Usama al Muhajir, quien dirigía las operaciones en el este de Siria, en un bombardeo realizado el 7 de julio.