Tegucigalpa, Honduras – El excomisionado de la Policía Nacional, Danilo Orellana, calificó al expresidente Manuel Zelaya Rosales como un «sociópata y psicópata», basándose en estudios psicológicos realizados durante la crisis política de 2009.
Orellana, quien estuvo encargado de mantener la paz durante el golpe de Estado, argumentó que la personalidad de Zelaya representa un riesgo tanto para su entorno cercano como para la estabilidad del país.
Orellana explicó que, en 2009, se llevaron a cabo estudios psicológicos no solo para entender la conducta de maras y pandillas, sino también para evaluar a figuras que podrían incitar disturbios, entre ellos el propio Zelaya.
«Cuando uno es policía y va a enfrentar a alguien que va a hacer algo, se les hace un estudio. Lo mismo que hacen con los mareros, un estudio social para entender cómo funcionan y qué piensan», detalló Orellana en una entrevista con la radioemisora HRN.
El excomisionado advirtió que la influencia de Zelaya podría tener consecuencias graves para su esposa, la actual presidenta Xiomara Castro. Según Orellana, a Zelaya no le importaría poner en riesgo a su propia familia con tal de lograr sus objetivos políticos, especialmente en relación con la reciente decisión de eliminar la extradición, lo que podría convertir a Castro en una persona de interés para Estados Unidos.
«Zelaya no se detendrá ante nada para alcanzar sus metas. No le importa destruir a quienes lo rodean, ni siquiera a su esposa», afirmó Orellana, quien también alertó sobre la posibilidad de que los narcotraficantes conocidos como «Los Cachiros» hayan recopilado pruebas comprometedoras de reuniones con políticos y empresarios involucrados en el narcotráfico.
Orellana recordó un incidente durante el gobierno de Zelaya (2006-2009), en el que una avioneta con dos pilotos mexicanos aterrizó en Toncontín, sugiriendo que este evento podría estar vinculado con actividades ilícitas ya conocidas por las autoridades de la DEA.
El excomisionado concluyó enfatizando que en Honduras no existe justicia efectiva para los narcotraficantes y que, para que el pueblo hondureño esté satisfecho, estos deben ser juzgados en Estados Unidos.