Santa María del Real, Olancho. — En un sorprendente giro de eventos, el Gobierno de Honduras ha decidido reclamar como suyos los logros de Shin Fujiyama, el influencer japonés que ha dedicado años a la construcción y reparación de escuelas en el país a través de maratones de recaudación de fondos.
Según el ministro de Educación, Daniel Esponda, las escuelas construidas por Fujiyama serán contadas como parte de las 5,500 «realizadas» bajo la administración de la presidenta Xiomara Castro.
Durante la inauguración de una escuela en Olancho, Esponda anunció que la colaboración con Fujiyama ha sido tan fructífera que el gobierno ha decidido no solo contar las escuelas de Fujiyama como propias, sino también «intervenir» en ellas. «Lo que no puedas construir, asegúrate de adornar», podría ser el nuevo lema del Ministerio, sugirió irónicamente un asistente al evento.
Según Esponda, esta inclusión en el conteo de logros gubernamentales no sólo refleja un reconocimiento del trabajo duro de voluntarios como Fujiyama, sino también un innovador enfoque gubernamental de ‘agregación de esfuerzos’.
«¿Por qué gastar recursos en nuevas construcciones cuando podemos simplemente equipar lo que otros ya han construido y agregarlo a nuestro listado de logros?», comentó el ministro, en tono de broma que parecía esconder una verdad incómoda.
Las escuelas en cuestión recibirán pupitres y pizarras por parte del gobierno, asegurando que cada escuela construida por manos extranjeras y fondos privados tenga el sello de aprobación oficial.
«Es una forma de garantizar que cada niño hondureño se siente en un pupitre con el escudo nacional», afirmó Esponda, destacando que estos esfuerzos combinados representan un avance significativo hacia metas educativas más ambiciosas.
«Al final del día, es el resultado lo que cuenta, no importa quién ponga los ladrillos, mientras el gobierno ponga la placa», concluyó Esponda, mientras la bandera de Honduras ondeaba detrás, quizás un poco confundida sobre quién merecía realmente el crédito.
