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Honduras. Diamante de Cinturón Geológico, que une a los Hijos, de las Madres Patrias.

Por: José Eliécer Palomino Rojas.

Como aquel edén de lugares mágicos con copos de árboles, similares a las figuras geométricas de los pulmones que, contribuyen a oxigenar el cuerpo humano, así mismo los copos de los árboles, trazan figuras de pulmones, con el follaje de las hojas de los tallos selváticos, para oxigenar los hogares de las hermosas regiones hondureñas.

Es de admirar que  por medio de la  formación misteriosa, de cinturones laminados en oro y plata, las trazadas avenidas Paz Barahona, las Delicias, Boulevard Suyapa, de la encantadora ciudad Tegucigalpa, en el silencio de la noche, adornada con los rayos de luces de las farolas de los vehículos, unidas a las farolas ubicadas en lo alto de los potes que también adornan las avenidas, permiten dibujar cinturones viales de avenidas, similares a las correas que fijan los atuendos de los hombres hondureños, unidas desde el centro, por una hebilla en oro y plata, que ofrecen unión y seguridad a un sinfín de vidas de pasajeros, que las transitan para evitar momentos fatales de accidentes.

Su entronizado diamante de cinturones geológicos, en el océano pacífico de forma sólida, hace que permanezcan unidos los corazones de los hijos que habitan las madres patrias de: Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México en sus respectivos puntos cardinales, con una unidad humana, social y ancestral, dejando entrever sus señoriales y majestuosas montañas y picos : Montaña Cela, punto elevado de Honduras con 2,870 metros sobre el nivel del mar, pico Moroncho o montaña de Montecillos con una altura de 2,744 msnm, montaña de Yoro con 2,282msnm etcétera, picos y montañas que invitan a propios y visitantes a la reflexión, oración, adoración y encuentro de la divinidad, a ejemplo del gran patriarca Moisés cuando subió al monte de Sinaí a orar, reflexionar y encontrarse con la Divinidad, para pedir y aclamar por su pueblo de Israel; y en el caso de los hondureños, se creería que subirían a los picos altos de las montañas para reflexionar, adorar, comunicarse con la divinidades desde el tiempo ancestral del “dios Mono” de la ciudad blanca, con su politeísmo ancestral, para ya luego en la actualidad por medio de un monoteísmo moderno y actual, rendir culto a una sola divinidad que para algunos sería  el Dios Yahveh y para otros sería el Dios Jehová.

Oh Honduras que, en las extensas llanuras, nutridas y fortalecidas de selvas tropicales, permite ver con deleite y armonía, el volar de las aves de los colibríes Esmeralda hondureño, con sus bellos colores de espléndidas tonalidades entre color verde, cuello y garganta verde azulado, pecho y vientre de color blanco, alas y cola de color café verdoso, pico negro en la parte superior y color rojo en la parte inferior del pico, que cuando vuelan se asemejan a numerosas partículas de esmeraldas que se esparcen en el aire, como acariciando, adornando,  las hojas, flores y tallos de sus hermosos árboles nativos de los hermosos espacios de las regiones hondureñas.

Otra de las aves que es llamativa por sus características de la tonalidad de sus plumajes es el búho o Lechuzón de Anteojos, con ojos amarillos, colores de plumas de tonalidad chocolate oscuro y negro, con pecho y mascas de sus ojos con color café claro y blanco, pico de color gris claro aproximándose a un blanco verdoso y con patas grisáceas, que se asemejaría a los grandes guardianas de los follajes de los árboles hondureños y los cuales enseñaría a la raza humana a ser observadores, reflexivos y cautelosos sobre lo que se ve en la madre tierra hondureña.

Por el otro lado están los caudalosos ríos como el Ulúa, Chamelecón, Aguán, Patuca, Lean etcétera, que se asemejan a los sentimientos de pureza, blancura y cristalina alma de los hondureños, que se agrupan con valores patrios, cívicos, religiosos, culturales, democráticos, éticos y de hermandad, como el río Ulúa que, en su recorrido va dibujando formas geométricas de zigzag y de una herradura, para con su recorrido existencial aportar a los proyectos de hermosos senderos acuáticos, ecoturísticos como protección de la vida humana, forestal y animal.   

No se descarta que, mediante acuerdos, alianzas entre la cadena de territorios geológicos unidos como hermanos patrios, todos apuntarían y apostarían a salvaguardar las grandes riquezas naturales de las aves, flora, fauna, minerales y aguas de ríos, cuencas, mares, existentes y componentes, de las hermosas extensiones hondureñas.

Con unión, respeto, amor, tolerancia, esperanza y libertad, los países, las naciones llegarán a ser más unidas, prósperas y pacíficas.

¡Larga vida para Honduras y para las repúblicas de centro américa, que se encuentran unidas por el diamante cinturón geológico! Shalom Jepardini.

Las opiniones expresadas de los “columnistas” en los artículos de opinión, son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente reflejan la línea editorial de Diario El Mundo.

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