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La carrera presidencial de Chile espera la definición de la centroizquierda

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Santiago de Chile – Los resultados de las primarias presidenciales en Chile, en las que se impusieron tanto en la izquierda como en la derecha dos candidatos de nueva generación y con un perfil moderado, descolocaron a la centroizquierda, que no presentó ninguna candidatura y que debe ahora decidir su rumbo.

La Unidad Constituyente (UC), una coalición de partidos de la izquierda más tradicional que lleva varios años de capa caída, se quedó fuera del juego por no llegar a acuerdos y ahora debate si presentar una candidatura propia o apoyar a Gabriel Boric, que se impuso como carta presidencial progresista.

Contra todo pronóstico, el exlíder estudiantil Boric, del Frente Amplio (FA), un movimiento similar a Podemos en España que nació en 2017, venció al comunista Daniel Jadue y en la derecha, el exministro independiente Sebastián Sichel, desbancó al ultraconservador Joaquín Lavín, un peso pesado de la política chilena.

Esta victoria ha sido calificada por los expertos como un castigo más a «la vieja política», un fenómeno que se viene dando en las urnas en todas las elecciones que se convocaron desde las protestas sociales que estallaron en 2019, y como un rechazo a los extremismos, emergentes en Latinoamérica.

«Chile ha dado una solución a su polarización política con una votación que refleja que existe un rechazo a los candidatos tradicionales, pero dentro de unos límites», afirmó a Efe el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad San Sebastián, Jaime Abedrapo.

Tanto Boric como Sichel, de 35 y 43 años respectivamente, son los primeros candidatos a la presidencia de Chile que nacieron después del golpe de Estado (1973), y podrían suceder al derechista Sebastián Piñera a partir de marzo de 2022.

EL INTERROGANTE DE LA CENTROIZQUIERDA

Hasta el 23 de agosto tienen el resto de partidos y candidaturas independientes para oficializar su propuesta presidencial para las elecciones, que se celebrarán en primera vuelta el 21 de noviembre, siendo la centroizquierda el principal bloque que quedó pendiente de definirse.

«El cuadro está incompleto. Falta un sector político fundamental: el socialismo democrático y el progresismo que no puede renunciar a estar en estas presidenciales», aquejó Paula Narváez, la apuesta socialista para la presidencia que quedó fuera de las primarias oficiales y que urgió al bloque a organizarse.

Narváez, cuya candidatura fue apoyada por la expresidenta Michelle Bachelet, es una de las favoritas de la izquierda moderada junto a la democratacristiana Yasna Provoste, que preside el Senado y que todavía no ha confirmado su intención de presentarse.

Claudia Heiss, politóloga de la Universidad de Chile, explicó a Efe que el triunfo de Boric es una «mala noticia» para cualquiera de las dos, puesto que el frenteamplista tiene un programa parecido al de ambas y podría debilitar su resultado.

Para Abedrapo, la centroizquierda va a tener que desplegar una estrategia importante para no desaparecer del mapa electoral y, pese a que Provoste tiene un margen estrecho para colocarse, es «la ideal» puesto que es la que más se diferencia del candidato Boric.

Bajo diferentes nombres, la izquierda moderada se ha repartido el poder con la derecha durante más de 30 años tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero tras su derrota en las presidenciales de 2017, su influencia se ha ido desinflando.

Su último fracaso, en las elecciones constituyentes y municipales, donde obtuvieron solo 25 de los 155 escaños del órgano que redactará la nueva Constitución y un puñado de alcaldías, remeció a toda la izquierda y les dejó fuera de las primarias.

MANTENER EL MILLÓN DE VOTOS

La derrota del alcalde Jadue, que hasta ahora lideraba las encuestas, fue la mayor sorpresa de la votación de domingo, en la que participó más de un 20 % del padrón y que destacó por el aumento del «voto urbano», y deja ahora a los comunistas sin candidatos en la carrera hacia La Moneda.

La diputada Karol Cariola, del Partido Comunista, manifestó que será «un desafío» convencer a su electorado de movilizarse por Boric, pero confía que logre una «proyección importante» del pacto Apruebo Dignidad (izquierda) en las presidenciales.

Según los expertos, el triunfo categórico de Boric le posiciona bien para las presidenciales, pero será crucial que para entonces logre mantener el millón de votos que alcanzó en estas primarias (en un país de 19 millones de habitantes).

La directora de la encuestadora Latinobarómetro, Marta Lagos, afirmo que sobre el próximo Gobierno de Chile «hay muchas hipótesis», pero que «el 70 % del país no quiere un segundo Gobierno de derecha».

Chile vive desde 2019 una fuerte crisis social, política e institucional, con un presidente conservador que alcanzó el mínimo histórico de aprobación en abril, del 9 %, y cuyo sucesor enfrentará la tarea de implementar las normas de una eventual nueva Constitución.

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