India se convirtió en la primera nación en ir al polo sur de nuestro satélite natural, un lugar con abundante agua subterránea y posible combustible para llegar al planeta rojo.
Por Infobae
“La India está en la Luna. Hemos logrado un alunizaje suave”, anunció Sreedhara Panicker Somanath, presidente de la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO), hace 7 días.
La India hizo historia. Y no solo por convertirse en el cuarto país en posar una nave en nuestro satélite natural, sino que fue la primera nación que lo hizo en el polo sur de la Luna.
Compuesta por dos visitantes, un módulo de aterrizaje llamado Vikram y un pequeño rover de seis ruedas llamado Pragyan, la misión Chandrayaan-3 logró un alunizaje perfecto el 23 de agosto. Apenas una semana antes, Rusia tuvo un intento fallido al tratar de alcanzar la región lunar sur, pero su nave se estrelló sobre la superficie selenita.
La hoja de ruta de la NASA
En el año de 2025, como parte de su misión Artemis 3, la NASA planea que los humanos vuelvan a la después de 50 años. Y analiza hacerlo también en el polo sur lunar. Ese viaje además incluirá a la primera mujer y persona de color en realizar una travesía de estas características. De todos, antes de eso, se espera que el rover de exploración polar de investigación de volátiles (VIPER) de la agencia espacial estadounidense explore la región sureña de la Luna en 2024, durante una misión de 100 días de duración. China, en tanto, busca sumarse a la carrera hacia el polo sur lunar, ya que planea enviar la misión Chang’e 7 en 2026, junto con un vehículo lunar nuevo.
¿Por qué está aumentando todo este interés en el polo sur lunar?
El principal interés en el polo sur lunar se debe al hecho de que los científicos saben que la región alberga grandes cantidades de agua en forma de hielo, la cual es vital para soportar la vida en nuestro planeta, además de asumir el rol de refrigerante para equipos electrónicos, hacer oxígeno e incluso transformarse en combustible para naves espaciales, que quieran retornar a la Tierra o aventurarse a otros mundos, tales como Marte y más allá.
Lo que esto significa es que, a medida que las agencias espaciales comiencen a pensar en la sostenibilidad en el espacio, así como en la próxima era de misiones espaciales tripuladas, la capacidad de recolectar agua in situ en la Luna para beber, enfriar maquinaria o incluso descomponerla en hidrógeno y oxígeno, proporcionar aire respirable o combustible tiene un valor inmenso.
Además, el agua en la Luna tiene un rol científico ya que puede utilizarse como registro de la actividad geológica, como los volcanes lunares, e incluso actuar como rastreador de impactos de asteroides. Si bien se ha detectado agua en la superficie de la Luna, la mayoría de las señales de hielo de agua recogidas por distintas sondas espaciales, provienen de los polos.
“Es importante el polo sur sencillamente porque allí hay mucha agua en forma de hielo, más que en el polo norte. La particularidad que tiene esta zona es que hay regiones a las que nunca les llega la luz del sol y las temperaturas llegan a los -173 ºC”, explicó a Infobae Estefania Coluccio Leskow, doctora en Ciencias Físicas (Universidad de Buenos Aires) y Gerenta Operativa del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, Galileo Galilei.
“Por otro lado, la Luna está llena de cráteres y este polo no es una excepción. Es en el fondo de estos cráteres donde se acumulan importantes reservas de hielo que necesitan estar a una temperatura menor a los -273 grados centígrados para no sublimar (hacer una transición de fase de hielo a vapor, cosa que puede ocurrir en la Luna por la baja presión atmosférica existente)”, agregó.
“Por supuesto interesa el hielo porque entusiasma la presencia de agua que es sin duda necesaria para poder llevar a cabo misiones que involucren pasar días o meses en la superficie lunar. Pero hay más. El hielo puede convertirse en oxígeno por un lado, que serviría para la subsistencia de los astronautas, pero también en hidrógeno. Ambos gases podrían usarse además como combustibles para propulsar desde la Luna misiones espaciales, a Marte por ejemplo”, resaltó la experta que realizó un postdoctorado en el Istituto Nazionale di Fisica Nucleare (INFN) en Nápoles, Italia, en 2016.
Y continuó: “Esto es sumamente importante e interesante porque encima en la Luna, la gravedad es 6 veces menor que en la Tierra, con lo cual la energía necesaria para impulsar cohetes al espacio desde allí, es significativamente menor. Trasladar todos esos recursos desde la Tierra sería tremendamente caro, con lo cual el Polo Sur Lunar es el sitio al que todas las potencias quieren llegar”.
La misión de 75 millones de dólares fue un desafío para India, que tan solo cuatro años atrás y en plena pandemia de coronavirus, experimentó en 2019 un fracaso similar al vivido por Rusia, cuando su misión Chandrayaan-2 también acabó estrellada contra la superficie lunar por problemas técnicos durante la etapa de alunizaje, un momento crítico y de muy difícil resolución. La actual nave fue diseñada con una visión precavida en su desarrollo para adelantarse a cualquier error, y varias mejoras en su sistema de aterrizaje tras el fracaso de su predecesora.
“Se trata de un hecho histórico. India no solo se convierte en otro país en alunizar suavemente, sino que lo hace en el polo sur, un lugar extremadamente difícil de llegar”, afirmó a Infobae Diego Córdova, historiador argentino e investigador de las misiones espaciales.
“Para haber logrado llegar a la Luna, India debió realizar varias maniobras previas en la órbita terrestre para darle impulso a la sonda Chandrayaan-3. Y luego también tuvo que hacer más maniobras para lograr una órbita lunar y programar el descenso en la región sur de nuestro satélite natural”, agregó el experto, autor de “Huellas en la Luna”.
Córdova aseguró que fue clave que India ya contara con una nave orbitadora alrededor de la Luna, que era parte de la misión previa de 2019 Chandrayaan-2, cuyo módulo lunar terminó estrellándose.