Tegucigalpa – La polarización política en Honduras ha alcanzado un nuevo nivel de confrontación, con el ministro de la Secretaría de Planificación y Estrategia, Ricardo Salgado, emitiendo fuertes críticas e insultos al designado presidencial, Salvador Nasralla.
Estos duros comentarios surgieron a raíz de la decisión de Nasralla de unirse a una movilización convocada por el Partido Nacional a través del Bloque de Oposición Ciudadana (BOC). Salgado, en un tono vehemente, calificó a Nasralla como un “caso de estudio psiquiátrico” y lo acusó de ser un “idiota ignorante” y un “mentiroso compulsivo”.
Estas palabras hirientes reflejan el agrio ambiente político en el país centroamericano. Nasralla recibió estas críticas debido a su participación en una marcha junto a lo que el oficialismo denomina “delincuentes”. La retórica utilizada por Salgado sugiere una profunda división en la percepción de los actores políticos en Honduras.
Según Salgado, Nasralla estaría convocando a personas “decentes” a unirse a una manifestación junto a individuos que son considerados “delincuentes” y “criminales” por el Gobierno.
El ministro de la Secretaría de Planificación y Estrategia también acusó a Nasralla de sufrir de mitomanía y megalomanía, sugiriendo que su comportamiento refleja una obsesión por la grandeza y la exageración de sus propios logros.
En respuesta a estas críticas, Nasralla defendió su decisión de unirse a los nacionalistas en aras de la democracia y el bienestar del país, citando las “arbitrariedades” de la administración actual como su motivación principal.
Esta alianza entre Nasralla y el Partido Nacional ha generado controversia y ha sido vista como una afrenta por parte del oficialismo, que argumenta que Nasralla se está aliando con aquellos a quienes acusó de haberle arrebatado las elecciones en 2017.
Para llevar adelante su causa, el BOC convocó a su primera marcha “cívica” en la que abrió la invitación a la ciudadanía en general.
Esta movilización marca un capítulo más en la creciente tensión política en Honduras, en la que las diferencias ideológicas y las rivalidades políticas parecen estar llegando a un punto de ebullición.