Con una guerra a las puertas de la Unión Europea y otra en la orilla Este del Mediterráneo, los reyes han iniciado este miércoles su primer viaje de Estado en Países Bajos.
Por El País
Y ambos conflictos, y sus consecuencias para el Viejo Continente, han estado muy presentes en el discurso que Felipe VI ha pronunciado durante la cena de gala que los reyes Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta han ofrecido en el Palacio Real de Ámsterdam. “El mundo necesita una Europa fuerte y unida”, ha dicho el monarca español en clara referencia al papel que juega ahora la Unión en el mundo.
Felipe VI se ha referido claramente la invasión de Rusia de Ucrania y el conflicto de Gaza ―extendido a toda la región de Oriente Próximo― como uno de los “desafíos” más recientes que afronta ahora Europa como sociedad “libre y democrática, que cree en el Estado de derecho y en las normas basadas en el orden internacional”. De hecho, el tema estrella de la agenda de Felipe de Borbón es la autonomía estratégica de Europa, para lo que ha visitado hoy el puerto de Ámsterdam, donde está previsto en 2030 empiece a llegar hidrógeno verde desde el puerto de Bilbao a través del segundo corredor marítimo en Europa ―el primero conectará Algeciras con Róterdam en 2026― de este tipo impulsado por Bruselas precisamente para romper su dependencia de Moscú.
La guerra en Ucrania ha puesto de manifiesto las necesidades que algunos socios, especialmente las repúblicas bálticas, Alemania y los países del Este, continúan teniendo con Rusia y el monarca descubre en sus discursos el camino a seguir como socios y aliados. “Nuestra prosperidad y paz descansan en [el hecho de pertenecer] a la UE y a la OTAN”, ha dicho el Rey en un discurso íntegramente pronunciado en inglés.
El monarca ha querido también tener unas palabras para reivindicar la labor del jefe del Estado en una monarquía parlamentaria como la neerlandesa y la española. “La tarea de los monarcas en nuestras sociedades modernas y democráticas es algo que también compartimos, como lo hacemos con nuestros objetivos y esfuerzos en favor de la estabilidad, la continuidad, la neutralidad política y el bien común de nuestro pueblo; ahora tan estrechamente vinculados por nuestros grandes intercambios bilaterales y nuestra membresía común en la UE y la OTAN”, ha sostenido.
A las 10.24 de la mañana, comenzó oficialmente la primera visita de Estado del año de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. Ha sido en la céntrica Plaza Dam de Ámsterdam, donde han sonado los himnos nacionales y se ha llevado a cabo el tradicional pase de revista a la Guardia de Honor por parte de ambos monarcas, mientras sus esposas ―que tienen una gran sintonía― esperaban en la tribuna con el resto de autoridades. El primer ministro en funciones neerlandés, Mark Rutte, y el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, han acompañado también a la comitiva de ambas jefaturas del Estado. A la breve ceremonia le ha seguido la tradicional ofrenda floral en el monumento nacional a los caídos en la Segunda Guerra Mundial, en el otro extremo de la plaza, en el que los monarcas españoles han aguantado impertérritos bajo una fuerte lluvia el pertinente minuto de silencio.
Después de la ofrenda floral en la Plaza Dam, de Ámsterdam, Felipe VI y el rey Guillermo se han trasladado a uno de los campos de deporte de la Fundación Cruyff, situado en el barrio natal de la leyenda neerlandesa del fútbol, Johan Cruyff. Es el emplazamiento tal vez más emblemático de la obra social emprendida por el jugador, hijo de una familia de origen humilde. El futbol le hizo famoso y millonario pero supo ver el poder integrador del deporte.
Ambos monarcas han seguido alrededor de un ahora los juegos de niños con discapacidades, necesitados de un andador o con problemas neurológicos. Arropados por sus monitores, han disputado un partido con un entusiasmo que ha contagiado a los reyes. Don Felipe y el soberano neerlandés han hecho un saque de honor, han intentado encestar una pelota de baloncesto y chocado el puño sin parar con los menores, bajo una lluvia intermitente, informa Isabel Ferrer.
Creada en 1997, la Fundación Cruyff cuenta hoy con más de 300 de estos campos deportivos en el mundo integrados en la vida del barrio. Una parte están diseñados para las necesidades especiales de los usuarios, y Jordi y Susila Cruyff, hijos del futbolista, han recibido a los dos jefes de Estado. “Hemos visto que el deporte no solo une a los niños sino también a los países”, ha dicho ella. “Mi padre jugó en Países Bajos y en España y nació aquí al lado: este es un lugar muy especial”. Guus Hiddink, exfutbolista, exentrenador del Real Madrid, Corea del Sur, entre otros, y uno de los embajadores de la fundación, ha añadido que estas iniciativas son muy importantes para inculcar valores y para fomentar la integración social”.