El Ministerio de Turismo y Antigüedades aplaza el plan tras las críticas de arqueólogos por sus riesgos y falta de rigor histórico.
Por El País
El Ministerio de Turismo y Antigüedades egipcio anunció a finales de enero un ambicioso proyecto para revestir con bloques de granito el exterior de la más pequeña de las tres emblemáticas pirámides de Guiza, a fin de devolverle el aspecto que consideran que tenía cuando se levantó hace más de 4.000 años. La idea ha sido de momento aparcada porque generó rápidamente una fuerte polémica por lo que sus críticos juzgan que es falta de rigor histórico, ausencia de debate público y científico y los riesgos que podría entrañar para la icónica estructura.
La autoridad responsable de las antigüedades de Egipto informó en un breve comunicado inicial que el proyecto tenía el objetivo de estudiar y documentar los bloques de granito que hoy se encuentran esparcidos en la base de la pirámide de Micerino (Menkaura), con el fin último de reinstalar la supuesta cubierta que un día lució. En un vídeo en su perfil de Facebook, Mostafa Waziri, el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, el principal órgano del ministerio de Turismo y Antigüedades, aseguró que el trabajo estaba previsto que durase tres años y permitiría ver de nuevo completa la pirámide del faraón Menkaura. El afamado arqueólogo egipcio, que en el vídeo apareció junto a un grupo de obreros trabajando frente a los cimientos de la pirámide, calificó las obras de “proyecto del siglo”.
La pirámide de Micerino, construida hacia el año 2.500 antes de la Era Común, se erige a la sombra de las pirámides de Keops y Kefrén, de mayor tamaño, en la necrópolis de Guiza, al oeste de El Cairo, y fue construida por órdenes de un faraón del mismo nombre. Según afirmó Waziri en su vídeo, la de Micerino es la única de las más de 120 pirámides levantadas en el país que supuestamente presentaba una cobertura de granito, aunque hoy solo se conservan, parcialmente, hasta ocho hileras inferiores de bloques de este material.
En la base de la pirámide se pueden encontrar todavía muchos bloques de granito, algunos de ellos enterrados, y el plan ideado por las autoridades egipcias pasaba por rescatarlos, estudiarlos y volverlos a instalar allí donde juzgan que se hallaban antaño. También creen que podrían acabar desenterrando otras antigüedades que permanecen escondidas debajo de estos bloques. El proyecto contemplaba trabajos de documentación, fotogrametría y escaneo láser de los fragmentos antes de llegar a instalarlos en el exterior de la pirámide.
Varios reputados arqueólogos egipcios, sin embargo, han saltado a señalar que no existen pruebas arqueológicas ni históricas sobre la supuesta posición original de estos bloques de granito en el exterior de la pirámide. Y han asegurado que está demostrado que los fragmentos esparcidos alrededor de la estructura no están pulidos, a diferencia de los que se colocaban de revestimiento, lo que indica que no se instalaron ni por ende se cayeron, sino que con toda probabilidad fueron abandonados por los obreros como obra inacabada. Además, se ha apuntado que algunos de estos bloques fueron recogidos en el pasado por varios gobernantes para usarlos en otras obras, incluido en edificios de El Cairo histórico.
“Cualquier intento de colocar y refinar los bloques de alrededor de la pirámide es una flagrante interferencia con el trabajo de los antiguos egipcios, que todavía necesitaban completar esta pirámide, y afectaría a la integridad y autenticidad del monumento”, ha considerado en un comunicado compartido en las redes sociales un grupo de arqueólogos egipcios liderado por la destacada egiptóloga Monica Hanna.
Otra de las críticas planteadas al proyecto ha sido que podría contravenir las normas de restauración y conservación de monumentos y de yacimientos arqueológicos, en este caso reconocido como patrimonio de la humanidad por la Unesco, ya que este tipo de obras deben respetar el material original y los documentos auténticos. También tienen que evitar conjeturas y, de lo contrario, dejar claro que se trata de un trabajo distinto al original. En esta línea, la arqueóloga Salima Ikram señaló en un mensaje en las redes que “documentar los bloques que han caído, así como la propia pirámide, parece una muy buena idea”, pero recomendó ir “con pies de plomo” porque “las ideas sobre restauración y conservación cambian” y “lo que se consideró genial cuando se hizo suele criticarse diez años después”.
Asimismo, desde la comunidad de arqueólogos se pidió que se estudiasen las cargas y la presión que los fragmentos de granito ejercerían sobre la pirámide, y la medida en la que su estructura exterior e interior podría verse afectada por el peso adicional. “El grado de intervención en las antigüedades y patrimonio egipcios supera con creces lo imaginable. ¿Cómo se puede volver a cubrir la pirámide por una decisión unilateral sin contar con la opinión de especialistas?”, lamentó en la plataforma X Ibrahem Badr, un profesor de restauración y conservación arqueológica en una universidad de El Cairo.
La forma teatral con la que se realizó el anunció de un trabajo tan relevante, la falta de diálogo con arqueólogos y el público general, la escasez de detalles y la ausencia de fundamento y soporte científico para apoyar el proyecto también ha sido criticado. “Las antigüedades egipcias pertenecen a todos los egipcios; no son propiedad exclusiva del Consejo Supremo de Antigüedades, del ministerio de Turismo y Antigüedades o de las misiones arqueológicas. Y todos tenemos derecho a conocer en detalle, mediante el diálogo social y científico, lo que está ocurriendo con nuestro patrimonio”, explicó Hanna.
A raíz de la polémica desatada por el anuncio, las autoridades egipcias solicitaron a un comité científico, encabezado por el famoso arqueólogo Zahi Hawass, revisar todo el proyecto y presentar un informe según el cual tomarían una decisión final sobre la instalación de los bloques de granito.