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El nuevo regreso de Rachel McAdams, la actriz que no quiere seguir las reglas de Hollywood

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La intérprete acaba de debutar en Broadway en una obra que le ha valido su primera nominación en los premios Tony. Asidua a desaparecer del foco durante largas temporadas, su nuevo trabajo coincide con el 20º aniversario de dos de sus películas más famosas: ‘Chicas malas’ y ‘El diario de Noa’.

Por El País

Rachel McAdams (Ontario, Canadá, 45 años) iba para patinadora sobre hielo. Se inició en este deporte con solo cuatro años y pronto empezó a destacar en campeonatos infantiles. Cuando tuvo que decidir si continuar de forma profesional, pensó que lo que realmente quería era tener una vida normal, tranquila con sus amigos. Y aquella decisión revela mucho del carácter de la actriz, una de las pocas que se atreve a no participar en el juego hollywoodiense, alérgica a la fama, reacia a la sobreexposición —de hecho, no tiene Instagram, al menos oficial— y consciente de la importancia de desaparecer cada cierto tiempo del ojo público. Con cada regreso, su capacidad para interpretar no solo se muestra intacta sino que revela nuevos registros.

Este 2024 ha vuelto con fuerza gracias a su debut en Broadway. Es la protagonista absoluta en la obra Mary Jane, escrita por la finalista al Pulitzer Amy Herzog y dirigida por Anne Kauffman. La canadiense se pone en la piel de una madre soltera que cuida a un hijo con una enfermedad crónica. “He estado buscando una obra de teatro desde siempre, pero de forma casual sin ningún compromiso y de pronto apareció esto, lo leí y me cautivó”, expresó el pasado septiembre en The New York Times cuando se dio a conocer su regreso a las tablas. La obra se estrenó en abril y ya le ha valido su primera nominación en los Premios Tony, en la categoría de mejor actriz protagonista.

Han pasado 25 años desde que McAdams se subió a un escenario por última vez. El teatro despertó su interés por la actuación cuando empezó a participar en las obras de su colegio. Aquellas experiencias le animaron a formarse en Teatro en la Universidad de York, en su país natal. Apenas habían pasado 12 meses desde su graduación cuando logró su primer gran papel en la película de comedia ¡Este cuerpo no es el mío! (2002), junto a Rob Schneider y Anna Faris. McAdams se adentró en Hollywood por la puerta grande, directamente con un papel protagonista. Y no solo eso. Dos años después, brilló en dos de las películas más sonadas de 2004: Chicas malas, considerado uno de los mejores filmes adolescentes de todos los tiempos, y El diario de Noa, favorita indiscutible entre los románticos más acérrimos. Ambos títulos celebran este año su vigésimo aniversario y el fenómeno fan que arrastran sigue creciendo.

En Chicas malas, una sátira de la vida en el instituto, dio vida a la malvada pero carismática Regina George, la chica popular a quienes todos admiran y odian. La cinta, con guion de Tina Fey y coprotagonizada junto a Lindsay Lohan, estrella de la época, funcionó en taquilla y fue una agradable sorpresa para la crítica, que destacó la actuación de Rachel McAdams en un papel por el que todavía se le pregunta en las escasas entrevistas que concede. La industria no quiere renunciar al tirón que todavía genera la película. En 2018, aterrizó en Broadway la versión musical, con la joven actriz Reneé Rapp en el papel de Regina George. No decepcionó. Y el pasado enero llegó a los cines la nueva versión de Chicas malas, aunque el esperado cameo de Rachel McAdams no se produjo. “Tina [Fey] y yo pensamos en algunas ideas pero al final fue difícil que funcionara”, explicó ella en Variety.

Para decepción de sus fans, tampoco apareció en el anuncio de Walmart que reunió al antiguo reparto ―Lindsay Lohan, Amanda Seyfried y Lacey Chabert― con motivo del Black Friday de 2023. “No sé, no me emocionaba mucho hacer un anuncio si soy sincera. Una película suena bien pero nunca había hecho anuncios (…) Además, no sabía que todas iban a participar. Por supuesto, siempre me encantará formar parte de una reunión de Chicas malas y pasar un rato con mis plásticas [así se denomina a las amigas de Regina George en la película], pero me enteré de eso más tarde”, se justificó la actriz. Donde sí se la pudo ver fue en una aparición especial en el programa Saturday Nigh Live, donde presentó a Renée Rapp para promocionar la nueva película de Chicas malas.

Muy diferente fue su papel en El Diario de Noa, la adaptación al cine de la novela homónima de Nicholas Sparks. McAdams se estrenó en la categoría de comedia romántica con el personaje de Allie, una joven perteneciente a una adinerada familia de Carolina del Norte que vive un romance apasionado junto a Noa Calhoun, interpretado por Ryan Gosling. A pesar de la química que ambos muestran en pantalla (protagonizaron uno de los besos más recordados de la historia del cine), lo cierto es que durante el rodaje no se llevaron demasiado bien. Nick Cassavetes, el director del filme, tuvo que intervenir y calmar las aguas en una reunión a puerta cerrada. Con todo, al finalizar el proyecto iniciaron una relación que duró de 2005 a 2007. Dos décadas después, el destino ha querido que a pocos metros del escenario donde McAdams ha debutado en Broadway esté en cartelera también la adaptación teatral de El diario de Noa.

Aquellos primeros años 2000 fueron de gran exposición mediática para la actriz. La prensa se llegó a referir a ella como ”la nueva Julia Roberts”: se acumulaban los proyectos, las alfombras rojas, las entrevistas y sesiones de fotos. En un momento profesional inmejorable, McAdams dijo basta. Una anécdota ilustra lo claras que tenía las cosas la canadiense, a pesar de su juventud. En 2006, iba a protagonizar una portada de la revista Vanity Fair junto a otras dos prometedoras actrices: Keira Knightley y Scarlett Johansson. Al llegar al plató se enteró de que para la sesión de fotos, capturada por la reputada Annie Leibovitz, tenía que desnudarse por completo. Rechazó la portada, que siguió adelante sin ella y que se parodió años más tarde en una polémica portada masculina.

Tampoco aceptó participar en algunos de los taquillazos del momento, como El diablo viste de Prada, la película de James Bond Casino Royale o Iron Man, entre otras. “Me sentí culpable de no aprovechar la oportunidad que me estaban dando porque sabía que estaba en una posición muy afortunada. Pero también sabía que no era lo que mejor encajaba con mi personalidad ni lo que necesitaba para mantenerme cuerda”, confesó recientemente en una entrevista en Bustle acerca de esos años de ausencia. Ese primer retiro se prolongó durante más de un año, hasta 2008, cuando estrenó la película El juego del matrimonio, junto a Pierce Brosnan. Con el cambio de década disfrutó de varios éxitos notables. En 2011 trabajó a las órdenes de Woody Allen en Medianoche en París y en 2013 protagonizó el éxito de taquilla Una cuestión de tiempo. Su filmografía aumentó también durante este periodo con varios títulos menores y algunos papeles secundarios, como el de la saga Sherlock Holmes, junto a Robert Downey Jr.

Presente en dos de los proyectos más codiciados y valorados del año, volvía a destacar, pero una vez más optó por mantener un perfil bajo, espaciando sus proyectos y limitando al mínimo sus apariciones públicas. Aceptó la irresistible llamada de Marvel y en 2016 estrenó Doctor Strange, protagonizada por Benedict Cumberbatch. Después, su agenda profesional se despejó casi por completo. En 2017 estrenó una película (Disobedience), otra en 2018 (Noche de juegos) y en 2019, ninguna. En 2020 trabajó con Netflix por primera vez en una comedia musical con Will Ferrell titulada Festival de la canción de Eurovisión: la historia de Fire Saga. Con un ritmo de trabajo tranquilo, alejado de la vorágine experimentada en su juventud, entre sus últimos proyectos está la segunda parte de Doctor Strange, Doctor Strange en el multiverso de la locura, y apariciones puntuales en dos series, la ficción de Marvel ¿Qué pasaría si…? (con su voz en off) y la comedia Dave, donde hace de ella misma. Por el momento, no hay más proyectos en el horizonte. La fama intrínseca a su profesión no es algo fácil de gestionar para la actriz. Ella misma comentó en una ocasión que “en la escuela de teatro no te ensañan a lidiar con ello [la fama]. No hay un libro donde se explique cómo vivir con ello”.

Fuera de la pantalla, ha decidido dedicar tiempo a la familia, su gran piedra angular. Después de varias parejas famosas (Ryan Gosling y el también actor Michael Sheen, a quien conoció en Medianoche en París), en 2016 inició una relación con el guionista Jamie Linden. En 2018 tuvieron a su primer hijo y dos años más tarde llegó una niña. Desde que se convirtió en madre, McAdams ha defendido la maternidad sin complejos ni presiones. De hecho, no dudó en posar con un sacaleches en una comentada portada de hace unos años. Ahora, la maternidad se cuela también en los guiones que elige.

Además de la obra de Broadway con la que ha vuelto a ocupar titulares, el año pasado se convirtió en madre de una preadolescente en ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, adaptación del clásico de la escritora Judy Blume. Para esta última película contó con su hermana, la maquilladora profesional Kayleen McAdams, con quien trabaja desde hace años (entre sus clientas también hay estrellas como Sofía Vergara o la jovencísima Sadie Sink), y ambas llevaron a sus hijos al rodaje. La cinta, estrenada en abril de 2023 y disponible en Movistar Plus+, fue una de las mejores películas del pasado año para buena parte de la crítica y algunas voces reivindicaron una nueva nominación al Oscar para McAdams. Lo cierto es que a pesar de su dilatada trayectoria, su participación en títulos que ya forman parte de la historia, el beneplácito de la crítica y la capacidad para amoldarse a toda clase de personajes, Rachel McAdams no acumula grandes premios. Ajena al juego hollywoodiense y sus retorcidas reglas, es probable que eso no le importe demasiado.

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