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La visita de Xi Jinping y la latinoamericanización de los políticos de Estados Unidos

Por: Ricardo Israel | Infobae

Desde que me radiqué en Estados Unidos en el año 2019, he sido testigo de un proceso de polarización y de constante deterioro de la calidad de su democracia, que he llamado la latinoamericanización de su política y de sus políticos, tratado en detalle en otras columnas.

La visita del presidente Xi Jinping me ofrece una nueva oportunidad para referirme al tema y las dificultades que está teniendo USA para abordar la naturaleza del desafío chino. En efecto, la cumbre de la APEC o Foro de Cooperación Asia-Pacifico llegó a San Francisco, y lo llamativo es algo que se ha visto en quizás todo país latinoamericano que recibe una reunión internacional, pero que rara vez se había presenciado en USA, que no acostumbraba a esconder o adornar una realidad, simplemente por algunas visitas.

Una ciudad tan hermosa como esta sede californiana, por años había vivido un proceso de afeamiento de su centro cívico, de emigración de residentes y aumento de la delincuencia, ya que abundaban las carpas de aquellos que no tenían domicilio fijo y de muchos drogadictos. Nada se había logrado con protestas y ninguna gestión o petición parecía conmover a autoridades que no reaccionaban ante sus contribuyentes y/o votantes, en una mezcla de indolencia y convencimiento ideológico que estaban haciendo lo correcto.

Pero bastó la visita de Xi Jinping para producir el milagro, y en pocos días se limpiaron veredas y fachadas y la policía retiró a drogadictos y personas en situación de calle, es decir, se hizo una versión estadounidense de una Aldea Potemkin, un espectáculo para el tránsito del autócrata chino de un lugar a otro.

No hay otro motivo que este encuentro internacional como fue reconocido por Gavin Newsom, ex alcalde de San Francisco y actual gobernador, a quien Xi le concedió recientemente una audiencia, la que se explica solo porque es candidato presidencial en la sombra, ya que por protocolo el jerarca chino rara vez recibe a alguien que no sea jefe de estado o de gobierno. Lo hizo porque seguramente se piensa que en definitiva los problemas de salud (y las encuestas) podrían hacer que Biden se baje de la carrera presidencial. Hoy no, pero quizás más adelante.

En otras palabras, lo que vimos y todavía vemos en la región ha llegado ahora a la política y los políticos de USA, y es lo peor y no lo mejor de América Latina. Y cualquiera haya sido la motivación de las autoridades de San Francisco y de California, es justo el tipo de comportamiento que los chinos no respetan.

La reunión entre Biden y Xi, solo tuvo lugar por la insistencia de Estados Unidos y viajes frecuentes de distintos dignatarios tales como el Secretario de Estado, la Secretaria del Tesoro y varios otros de alto nivel, ya que los chinos simplemente no la querían, toda vez que habían decidido suprimir ya el año pasado las reuniones entre jefes militares y habían rechazado al menos una vez una cumbre, para expresar su disgusto ante las sanciones económicas a funcionarios chinos, ya que rechazaban estas decisiones al igual que la política de “contención” de China como reencarnación de la que resultó tan exitosa con la ex URSS. También como forma de recalcar que China era un igual que debía ser tratado con respeto.

En otras palabras, esta reunión fue el resultado de un esfuerzo estadounidense que requirió tiempo y probablemente recibir palabras duras de vuelta, semejante a algunas pocas que Xi leyó el miércoles 15 en la apertura de la reunión.

Coincide además con un periodo especial, donde China ha crecido enormemente en poder militar y muy modernas Fuerzas Armadas, en lo que parece ser la culminación de la cuarta y última modernización dejada como legado por Deng Xioping, después que China se transformara en la fábrica del mundo por su poder industrial, y en el rival económico de USA, que la transforma en un rival planetario muy distinto a lo que fue la desaparecida URSS.

Una China que además se ha convertido en una alternativa diplomática, que ha revitalizado a los BRIC como un grupo antinorteamericano, que tiene en la Ruta de la Seda el proyecto de infraestructura más ambicioso del mundo, que incluso transforma a algunos países en dependientes de Beijing por la vía de las deudas contraídas, cumpliendo en cierto modo el rol que desempeña para USA el sistema financiero internacional.

Por cierto, que China tiene hoy problemas, sobre todo, por vez primera en décadas en el ámbito económico, que le están complicando el panorama y afectando las impresionantes tasas de crecimiento de años anteriores. Sin embargo, centrar el análisis solo en este punto es no entender lo que está ocurriendo con el liderazgo de Xi, donde los cambios de los últimos congresos partidarios han transformado a la dictadura colectiva en una personalista.

Una China donde además ha ocurrido otro cambio histórico, similar a cuando en los 70s, la dupla Nixon-Kissinger les abriera el mundo para evitar un acercamiento a la URSS, después del caos de la Revolución Cultural. Hasta hace poco, la legitimación provenía del crecimiento económico, el capitalismo de estado, el mejoramiento de las condiciones de vida y de consumo, y cientos de millones de personas abandonando la pobreza, un éxito tal que quizás el mundo no lo había presenciado desde la Revolución Industrial.

Sin embargo, a mi juicio esa legitimación ya no es tan importante, toda vez que hoy es nacionalismo puro, y viene del desafío geopolítico de transformarse en la principal potencia planetaria este siglo XXI, desafío para el cual creo que tienen fecha, que no es otra que el 1 de octubre de 2049, día en que se cumple el centenario de la proclamación de la República Popular China por Mao Zedong, objetivo para el cual han recibido con los brazos abiertos a la Rusia de Putin.

Es una alianza que no es precisamente “natural” y toda una novedad histórica, ya que en el pasado hubo mas bien desencuentros (y hasta un intercambio de disparos favorable a Moscú en los 60s), una alianza a la cual se han sumado Irán y Corea del Norte y que tiene feliz a Beijing, ya que lo considera una especie de regalo, resultado tanto de las sanciones como del intento de “cancelación” de Rusia, después de la invasión a Ucrania. China valora que Rusia sea un socio menor (el equivalente a Europa para USA), más bien muy menor hoy, pero que es un poder atómico (y con voluntad de usarlas, aunque sea como armas tácticas), y que se le suma a China para plantear un nuevo esquema de reglas internacionales, en reemplazo del sistema actual, creación de USA.

En todo caso, la falta de comprensión de lo que podría ser el hecho internacional mas relevante desde la desaparición de la Unión Soviética, quizás no fue entendido de inmediato, como lo demuestra el error de USA al creer que China podría permanecer neutral o que se le podía pedir que “presionara” a su nuevo amigo. en relación con Ucrania. Y es de esperar que ese error de apreciación haya desaparecido en Washington, a favor de uno mas realista.

El punto es que la política de Washington en relación con China ha sido zigzagueante, incluyendo declaraciones duras que no se apoyan en decisiones de la misma naturaleza. También ojalá sea capaz de tener por fin una política hacia China que refleje la realidad que Beijing no es un socio sino un adversario, y el único relevante que tiene hoy y, por cierto, en el futuro previsible.

USA necesita tener la claridad que tuvo en la guerra fría, y que le permitió ganarla. Es de esperar que, sin ilusiones buenistas, USA comprenda bien al mundo en que se desenvuelve como potencia dominante.

Para no continuar en su latinoamericanización, la política de USA requiere recuperar su unidad interna, hoy sustituida por la confrontación de elites en guerra cultural, la imposibilidad de tener políticas de Estado que sobrevivan a gobiernos temporales, y la dificultad de llegar a algún tipo de acuerdo en su Congreso, dificultad más propia del subdesarrollo que de la principal potencia.

En lo internacional, aceptar que se equivocaron en su actitud hacia Rusia, sobre todo, después de la ocupación de Crimea el 2014 (Obama se equivocó allí al igual que USA se podría retirar del medio oriente), ya que Putin realmente no ocultó nunca su plan. También que los ayatolas iranies están desde 1979 en una yihad revolucionaria, y que siguen convencidos que Israel es el pequeño Satán y que USA es el grande, por lo que nunca ha tenido sentido el querer contentarlos con dinero o acuerdos a quien tanto los odia. Y menos, que la potencia acepte el fortalecimiento e intervencionismo de Irán, al igual que su apoyo al terrorismo.

El punto es que hoy China tiene mucha más claridad en sus relaciones con USA, que USA con ellos. China las tiene en torno a su objetivo geopolítico que no es otro que reemplazar a USA como la principal potencia del mundo, proyecto para el cual tiene crecientemente los recursos, además de una elite cohesionada. La verdad es que USA sigue teniendo dudas cuando no debiera tener ninguna, toda vez que lo único que necesita hacer es observar como Beijing sigue paso a paso lo que USA hizo para reemplazar a Gran Bretaña, y hablar de paso a paso no es una exageración, porque así lo está haciendo, desde la impresionante base industrial que ha creado, los proyectos de infraestructura para atraer a otros países, la inversión minera y agrícola, exportaciones e importaciones, y ahora se ha agregado la historia china y una mezcla de Confucio con Marx.

Por su parte, como buen autócrata, el “pensamiento” del camarada Xi se ha agregado al de Mao, nada menos que en la constitución.

USA carece hoy de un buen proyecto movilizador como tampoco tiene algo que resultó tan útil en la guerra fría para evitar escaladas difíciles de controlar, como fue el concepto de “líneas rojas”, es decir, aquello que es totalmente inaceptable para el otro, aquello para lo cual se está dispuesto a usar las armas. Por ejemplo, para China-lo sería la presencia de tropas estadounidenses en Taiwán. Pero si estaban claras las líneas rojas en la guerra fría (ej. Invadir algún país de Europa), sabe alguien con seguridad ¿cuáles son hoy las líneas rojas para USA? Lo realmente peligroso es que tampoco lo saben los chinos, quizás porque nadie se los ha comunicado.

Y esas deficiencias quedaron muy visibles en aquel viaje de la Sra. Nancy Pelosi a Taiwán, cuando era la 3era autoridad del país, en agosto del 2022. Y aunque la Casa Blance, el Pentágono y el Departamento de Estado le aconsejaron no hacerlo, no hizo caso, viajó y desnudó la falta de preparación de Washington para confrontar a China, quien rodeó militarmente a Taiwán, hecho grave, ya que USA era y sigue siendo la principal potencia del mundo.

Lo grave, es que ninguna de esas tres instituciones parece estar hoy en mejores condiciones para enfrentar a China, y con las mismas dudas y falta de claridad, con lo que ¿Cómo puede USA liderar a otros, si carece del intimo convencimiento de sus capacidades y de la voluntad para liderar al resto de países?

Al parecer, hoy USA no posee el empuje que le sobró en la guerra fría, y lo necesita para seguir siendo el número uno. USA debe mejorar muchos aspectos para confrontar a China. A los ya mencionados en esta columna, necesita también mejorar el funcionamiento de las sanciones, ya que, si no dieron el resultado esperado con Rusia, el fracaso con una potencia económica como China está asegurado. Al respecto, el mismo día de la reunión con el presidente Biden, se anunció el levantamiento de algunas sanciones que irritaban a Beijing, y el quid pro quo no fue tal, ya que el equivalente fueron simples promesas.

USA requiere de una nueva arquitectura internacional, toda vez que partiendo por la ONU, en las instituciones actuales usualmente se vota en su contra, a pesar de que es su creación y que todavía las financia. También, como necesidad ante el bloque alternativo que China-Rusia están construyendo.

Se requieren políticas de Estado que orienten y permanezcan en el tiempo, hoy inexistentes en muchos ámbitos (ejemplo, la inmigración), sobre todo, que el resto del mundo pueda entender que ellas existen, ya que hoy deben adivinar cuando hay cambio de gobierno en USA.

Aprender de aciertos y fracasos de lo que hicieron en Ucrania y de los malos resultados de dos décadas en Afganistán y la forma humillante del retiro. Sobre todo, un gran proyecto país para este siglo XXI y la voluntad para liderar al mundo, sin lo cual, difícilmente otros seguirán su liderazgo.

Nada reemplaza algo tan relevante como que China no es ni aliado ni competidor, es claramente un rival. Y que si USA quiere seguir siendo el numero uno, debe ser respetado, ese respeto que parece haberse perdido, cuando las milicias pro iranies con el obvio visto bueno de Teherán atacan sus tropas en veintitantas ocasiones en un par de días, apenas se supo del viaje de portaaviones.

Aún más importante es una narrativa, donde otros se sientan ilusionados en lo que representa Estados Unidos, en su ejemplo y en la aceptación de su liderazgo, que parece muy ausente en su propio continente de América, cuando en sus narices y sin reacción, China se ha transformado en el principal socio comercial de una mayoría de países, y solo el intercambio con México y Canadá disfraza en forma poco convincente esta realidad. Y con situaciones como la Cumbre de las Américas, Los Ángeles 2022, cuando varios jefes de gobierno y Estado decidieron no asistir, descortesía que difícilmente se la harían a Xi, si este fuera el anfitrión.

Y aunque los he mencionado antes, dos libros son imprescindibles: “Ascenso y Caída de las Grandes Potencias” del profesor Paul Kennedy, donde estudia la política y la economía de los mayores poderes entre 1500 y 1980 y porque se produce su decadencia, y “La Trampa de Tucídides” de Graham Allison, para entender como se producen o como se logran evitar las guerras, cuando una potencia emergente intenta desplazar a la todavía dominante. Ambos son clásicos que ayudan a entender lo que hoy ocurre entre China y Estados Unidos.

Es fundamental que el Occidente en general y Estados Unidos en particular entiendan y acepten el hecho que China cada vez le presta menos atención a lo que afuera se opina de ella, parte del proceso de autoafirmación y autoconfianza que allá ha tenido lugar. No solo por la industrialización, crecimiento tecnológico y científico, la red global de comercio que han construido, el desarrollo de una marina para todos los mares y de protección de sus rutas comerciales, tal como Gran Bretaña y USA lo hicieron en siglos anteriores.

En el caso de China, no solo por eso, sino porque en la mayor parte de su muy milenaria historia, China ha sido mas poderosa que Occidente, proceso del cual están muy conscientes. Aseguran que lo que hoy ocurre solo reestablece un equilibrio que se había perdido.

Para darse cuenta de que China le presta cada vez menos atención a lo que de ella se dice, basta leer las publicaciones que ellos generan, y como lo hacen en inglés es para ser leídas fuera de China. Así se darán cuenta, que un comportamiento que China no respeta es la debilidad. Ojo aquí USA, ya que esta actitud no es nueva, sino que proviene de la época imperial. En otras palabras, la idea detrás del dialogo de San Francisco que esta relación debe limitarse “a administrar las diferencias” es un barco que ya zarpó, para no regresar al mismo puerto.

Ejemplo, algo importantísimo para el futuro de Taiwán no tiene nada que ver con lo que se piensa al respecto en occidente, y si lo tiene con las elecciones presidenciales que tendrán lugar el 13 de enero del 2024. China tiene su candidato/a en la persona de sus adversarios de la guerra civil, los nacionalistas, que mantienen que hay una sola China, es decir, lo que más le interesa a Beijing.

De ganar, para Xi y el Partido Comunista, sería un problema chino resuelto por ahora por chinos. Es, por lo tanto, quizás la contienda electoral más importante del orbe el próximo año, ignorada por los medios occidentales, a diferencia de los chinos, que además se caracterizan por su paciencia, como es sabido.

Es la diferencia de China vista por los chinos y no por Washington. En otras palabras, para ganarle también se requiere un poco de humildad.

Las opiniones expresadas de los “columnistas” en los artículos de opinión, son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente reflejan la línea editorial de Diario El Mundo.

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