“América Latina alimenta y abastece al mundo, pero no recibe los beneficios”, dijo Laura Richardson, exgenerala del Ejército de Estados Unidos y más versada en la región que el americano promedio, pues tuvo a su cargo, hasta su reciente retiro, el Comando Sur. La experta en relaciones militares hemisféricas brindó una de las conferencias centrales en el Foro Económico Internacional América Latina y el Caribe 2025, organizado por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) en el Centro de Convenciones de Panamá y ubicó a la región como “esencial para la economía global”.
Por Infobae
Por un lado por los vastos recursos naturales de los países que la conforman; pero, por otro lado, por su papel estratégico, eso que enfatizó en su charla: el suministro de alimentos, minerales y energía a los demás continentes. “La región tiene 31% del agua dulce del mundo, cerca del 30% de las tierras agrícolas de alto y mediano potencial y produce más del 50% de la soja global”, destacó Richardson.
Sin embargo, según la exgenerala, América Latina no ha sabido o podido capitalizar estas ventajas. “Tiene 60% del litio mundial, 30% del cobre, el oro, el hierro y otros metales raros esenciales para la tecnología. Alberga los pulmones del mundo: el Amazonas. Entonces, ¿por qué no obtiene los beneficios de estos recursos?”.
La pregunta resonó en el auditorio —la sala principal de las cuatro en las que se repartieron, el 29 y el 30 de enero, los más de 1.400 asistentes al Foro Económico CAF 2025— muy especialmente luego de dos días de escuchar puntos de vistas variados sobre la globalización: que si ha muerto, ahora que los Estados Unidos parecen encerrarse en el proteccionismo del segundo gobierno de Donald Trump y una ola de derecha populista recorre Europa; que no, de ninguna manera ha muerto, porque el comercio internacional abrió conexiones y trajo innovación y no conviene perder eso.
Así que en esa incertidumbre global, América Latina tiene un montón de cosas valiosas pero no encuentra cómo, precisamente, crear valor con ellas. Claro que a otros se les ocurren un par de ideas para hacerlo sin necesariamente beneficiarla, advirtió Richardson: “Estamos en una era de competencia geoestratégica feroz. El mundo necesita lo que América Latina tiene, pero la región debe fortalecer su posición y proteger sus intereses”.
“Las democracias y el eje de agresores”
En opinión de la militar retirada, la estabilidad de América Latina y el Caribe no solo depende de su economía sino también de esa competencia, que ella planteó entre dos actores: “las democracias” y “el eje de agresores”, que serían “China y Rusia, las dos potencias revisionistas en Eurasia, junto con Irán y la dictadura comunista de Corea del Norte”, definió.
En sus palabras, este bloque busca socavar la democracia occidental. “Su objetivo es destruir el orden en el que hemos vivido desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo.
Dedicó tiempo a las alianzas con Venezuela, Cuba y Nicaragua: “Vemos visitas regulares del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, del presidente de Irán, y maniobras militares en la región”, señaló. Pero lo más evidente para todos los asistentes al Foro Internacional CAF 2025 —muchos políticos y empresarios, al fin y al cabo— es la influencia del dinero y las ideas.
“China, con su Iniciativa de la Franja y la Ruta, y Rusia, con sus campañas de desinformación, están utilizando tecnología avanzada para perpetuar la corrupción, el cibercrimen y las tácticas de intimidación”, alertó. “Operan sin respeto por las leyes nacionales, acuerdos internacionales, tratados o marcos legales”, dijo Richardson.
A diferencia de otros oradores, que recomendaron que América Latina evite el conflicto entre las grandes potencias, la militar retirada insistió en la necesidad de tomar posición. “No podemos quedarnos al margen cuando se vota en la ONU u otros foros importantes. Abstenerse no es una opción. Debemos ser fuertes como hemisferio occidental, una región de naciones democráticas con ideas afines”, dijo “Si mostramos debilidad, cedemos a la autocracia y al eje de agresores”, concluyó.
Las OCT y la criminalización de la pobreza
Para Richardson, existe un vínculo entre este “eje de agresores” y uno de los problemas más penosos de América Latina, porque viene asociado a estructuras fósiles de desigualdad y, si bien tiene un impacto macro, se siente en la vida cotidiana de los barrios: la violencia. La generala retirada cree que las organizaciones criminales transnacionales (OCT) “criminalizan la pobreza y facilitan la entrada de actores estatales malignos como China, que llega con grandes sumas de dinero y contratos con letra pequeña, sin condiciones y con préstamos depredadores”.
Repitió que las OCT representan una de las mayores amenazas para América Latina y el Caribe. Muchas veces en las conferencias y en los paneles del Foro Económico CAF 2025 se dijo: las inversiones no van donde hay violencia. Pero también la gente que servía el almuerzo y el café a los ministros, los empresarios y demás invitados sabe que los alquileres cuestan más en los barrios más seguros.
“Las OCT explotan la inestabilidad regional, alimentan la violencia y la corrupción, y socavan a los gobiernos legítimos”, dijo Richardson. “El crimen ha alcanzado tal magnitud y severidad que los países están desplegando sus ejércitos para apoyar la seguridad interna”, agregó, sin opinar sobre la idea.
Identificó como áreas críticas de actividad criminal el tráfico de drogas y personas, la minería ilegal y la deforestación, y como zonas donde es difícil de detectarla las áreas fronterizas, los ríos, los parques nacionales y la Amazonía. “Animo a los países para que trabajen juntos y compartan inteligencia que permita reducir la actividad criminal e incrementar los procesos judiciales”, sugirió. Y, por supuesto, recordó el clásico: seguir el rastro del dinero para atacar el lavado de activos.
Seguridad, tecnología y desarrollo
En la seguridad la tecnología es un factor clave, dijo Richardson: “He sido muy vocal sobre las amenazas cibernéticas porque he visto países quedar de rodillas por estos ataques maliciosos”. Y subrayó que la confiabilidad de los proveedores es un dato capital para proteger las redes gubernamentales y financieras: “Si tienen una empresa cibernética confiable que les proporcione la columna vertebral de sus redes, tendrán seguridad garantizada”.
La tecnología China, claramente, queda fuera del juego para la ex militar: “Deben tener los ojos bien abiertos sobre la ciberseguridad. No pueden confiar en una compañía de un país comunista que no respeta los derechos de su propia gente, que no sigue las reglas ni respeta las leyes. No respetará sus derechos ni los de sus ciudadanos”.
Si hace 50 años “el gobierno Estados Unidos lideraba la investigación tecnológica”, dijo, “hoy el sector privado ha tomado la delantera”. La razón, desde su perspectiva, es que en su país se creó “un entorno dinámico donde la academia, el gobierno y las empresas trabajan juntos por la seguridad y la economía”. Puso como ejemplo la inteligencia artificial y su potencial.
La diplomacia, el comercio y la colaboración en seguridad son los ejes centrales para fortalecer la región, cerró Richardson. Insistió en que la seguridad y la economía están interconectadas y que los países de América Latina deben utilizar todos sus recursos estratégicos para fortalecer su posición en el escenario mundo, además de alinearse en un eje hemisférico. “El comercio impulsa el crecimiento, y las restricciones comerciales que se han triplicado en el último año deben reducirse porque el comercio genera desarrollo”, se despidió.