El Congreso de Estados Unidos afronta el desafío de evitar un cierre de la administración federal para el próximo 18 de noviembre, ya que ninguna de sus cámaras ha aprobado una ley de gastos antes de que venza el plazo actual.
De no lograrse un acuerdo, 1,5 millones de funcionarios públicos entrarían en licencia sin goce de sueldo, se perturbaría el tráfico aéreo y los parques nacionales cerrarían.
Este “shutdown” generaría un alto costo político.
Aún el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, trata de ajustarse al puesto y no se ha pronunciado sobre cómo evitará el cierre.
Deberá negociar con legisladores seguidores de Trump y los demócratas.
Estos últimos piden cooperación entre ambos partidos.
El senador Chuck Schumer señaló que lo único que puede evitar el paro es trabajar de forma conjunta, recordando el fiasco presupuestal del mes pasado que llevó a una parálisis legislativa.
Las profundas divisiones en el Congreso vuelven amargas las tratativas.
Si bien suele resolverse en el último momento, el riesgo de un nuevo cierre que afecte a la población está latente.
